Con el arranque del ciclo de donación de obras y los festejos a los exponentes de la escena artística local, la tradicional cantina Las Quince Letras celebró sus 122 años de ser uno de los sitios emblemáticos del Centro Histórico de Zacatecas.
En una ceremonia especial, la familia Llamas Zamora recibió como donación un cuadro del artista gráfico colombiano pero radicado en Zacatecas, Diego Montoya, quien como muchos creadores, buscó dejar una de sus piezas para que forme parte del acervo artístico de Las Quince Letras.
“Hay ya mucha gente que se ha acercado y nos ha regalado esculturas, poemas, siempre con la intención de elevar el acervo cultural de la cantina y dejar una parte de ellos en este pequeño microcosmos de Zacatecas”, recordó Ruth Angélica Llamas Zamora, copropietaria del lugar.
En entrevista, narró que los artistas reconocen la importancia y trascendencia que tiene este pequeño rincón de la capital para la difusión y divulgación de la cultura, al convertirse en un “ícono para los artistas zacatecanos de importancia tener una obra en la cantina, lo cual les da renombre”.
Por lo anterior, se creará dentro de la cantina el denominado Espacio de las Develaciones, en el que se expondrán las obras que sean donadas por los artistas que así lo decidan, las cuales permanecerán durante cierto periodo para su exhibición dentro de la cantina, que cuenta con una vasta colección tanto de piezas artísticas como de otros souvenirs.
“No nada más son obras, desde la persona que va a Europa y trae un recuerdito, o el argentino o el canadiense que viene y nos da un billete o algo de su cultura que quieren que permanezcan allí. Y no nomás eso. Tenemos también hasta fotografías de gente que quiere, aunque sea en una fotografía infantil, estar ahí, ser parte y trascender ahí. También hacemos ese tipo de cosas que es valioso para nosotros”, expresó.
Ruth Angélica descubrió que en estos 122 años Las Quince Letras se ha convertido en un microcosmos apreciado tanto por los mismos zacatecanos como por los visitantes y turistas, lo que la familia Llamas Zamora pudo constatar con la reapertura del lugar, al ver el cariño y reconocimiento “a este espacio que formaron mis padres y mis abuelos”.
“Nos sentimos orgullosos del legado que nos dejaron y queremos conservarlo siempre en esto, que se transporten a través de los años a esa cantina y a la esencia de esa cantina. Por eso no se mueve nada que cambie el concepto. Porque es lo que buscan ellos, ese concepto, esa cultura, y aunque sea una u otra administración, lo que siempre se percibirá es permanecer con este concepto”, finalizó.