22 junio 2020- La meditación zazen o meditación sentada puede realizarse concentrando tu mente en la respiración provocando esta atención plena o también pueden darse entonación de cantos y lecturas budistas. Lo que caracteriza a este tipo de meditación es que es se focaliza en la correcta postura sentada en loto y erguida.
La escuela mahayana o del “gran vehículo”es una de las principales ramas del budismo y de ella se desprende el zen. Cuya tradición puede ser rastreada hasta el monje de la India Bodhidarma que vivió en el siglo VI de la EC (era común). Posteriormente su enseñanza fue retomada por la escuela Ch’an en China, desde donde llegó a Japón para desarrollarse bajo el nombre de zen.
El zazen o “meditación sentada” es la principal práctica de esta escuela.
¿Pero qué es lo que hacen los practicantes mientras se sientan muy quietos durante horas? Sucintamente podríamos decir que están estudiando su propio ser, pero quizá las palabras más elocuentes al respecto sean las del gran maestro zen Dogen:
“Estudiar el camino del Buda, es estudiar el propio ser, estudiar el propio ser es olvidar el ser y olvidar el ser es ser iluminado por las diez mil cosas”.
Es importante notar que cuando el maestro Dogen se refirió a las diez mil cosas hablaba de reconocer la unidad del ser con la multiplicidad de seres o cosas. Esto implica una libertad del ego y de la consciencia de dualidad para poder entrar en una comunión con el todo. Puede que suene sumamente místico pero las practicas del zen son sencillas y ancladas a la vida cotidiana. Así que vamos a adentrarnos un poco en cómo funciona.
- ¿Cómo se hace?
Generalmente se practica sobre el piso o sobre una colchoneta y un cojín de aproximadamente 35 centímetros de diámetro que sirve para sentarse y es conocido bajo el nombre de zafu. Sobre el cual el meditador se sienta con las piernas cruzadas, tradicionalmente esto se hacía en la posición de loto o medio loto, pero esto no es necesario Lo que sí es importante es que las caderas estén arriba del nivel de las rodillas y que la posición sea cómoda y equilibrada. Hay quienes utilizan una silla y esto es perfectamente válido, pero es importante mantener la espalda derecha desde la pelvis hasta el cuello y dejar que el peso de la cabeza repose coronando la postura. La boca debe estar cerrada pero no apretada, poner la atención en cómo se tocan los labios suavemente puede ayudar a relajar la mandíbula. Los ojos miran en un ángulo hacia abajo, con la mirada descansando sobre el piso.
2. ¿Y qué hago con mi mente?
En este sentido hay dos opciones. La primera realizar un ejercicio de atención enfocada, poniendo tu atención en tu respiración, siente el movimiento del aire mientras inhalas y exhalas por la nariz. Si te das cuenta que estás demasiado disperso y no logras concentrarte en la respiración puedes contar hasta 10 mientras realizas el seguimiento de cada respiración. Empieza por el 10 y luego ve en cuenta regresiva hasta el 1, luego cuando llegues ahí vuelve a comenzar. Si te das cuenta de que te has olvidado de los números y estás distraído con otro estímulo exterior como ruidos, sensaciones u olores o algún estímulo interior, como pensamientos y emociones, regresa a la respiración y a la cuenta. Hazlo cuantas veces sea necesario, esto es parte de meditar.
La segunda opción es realizar una práctica denominada shikantaza, o “sólo sentarse”. A diferencia del ejercicio anterior, aquí no hay un objeto específico de atención. En este caso lo que se recomienda es que desarrolles atención consciente de cada momento, mientras observas lo que pasa por tu mente y a tu alrededor con una forma de monitoreo abierto. Pero sin retener nada, simplemente observando como emergen y desaparecen los sonidos, los olores, las emociones, los pensamientos. Reposando en una presencia sin esfuerzo, cómoda y espontánea.