Se trata de un complot internacional orquestado por las élites políticas y económicas para importar millones de trabajadores de Asia y África y mezclarlos con las «razas europeas».
10 junio 2020.–El Plan Kalergi es un plan expuesto en 28 tesis que induce a realizar una serie de estrategias con el fin de lograr una dictadura para someter a los pueblos bajo el dominio de un único estado mundial dirigido por una élite de una raza superior.
“Nuestra raza es una raza de amos. Nosotros somos dioses sobre este planeta. Somos tan diferentes de las razas inferiores como ellos lo son de los insectos. De hecho, comparados con nuestra raza, las otras razas son bestias y animales, como mucho, son ganado.
Nuestro destino es gobernar sobre las razas inferiores. Nuestro reino terrenal será gobernado con vara de hierro por nuestro líder. Las masas lamerán nuestros pies y nos servirán como nuestros esclavos.”
Se pensaría que el autor de esta barbaridad fue Adolf Hitler. Pues no. Aunque parezca extraño, estas palabras no las dijo el genocida nazi, sino que fueron pronunciadas por un judío, Menachem Begin, primer ministro de Israel entre 1977 y 1983 en un discurso dirigido al parlamento israelí.
Se trata de un complot internacional orquestado por las élites políticas y económicas para importar millones de trabajadores de Asia y África y mezclarlos con las «razas europeas».
¿Los objetivos? Crear un híbrido humano débil y fácil de manipular, aumentar la disponibilidad de mano de obra barata y, finalmente, acabar con la «raza blanca».
Sin embargo, para muchos, es algo real.
Es la teoría conspirativa conocida como «plan de Kalergi», que, desde hace poco más de una década, circula entre los seguidores de varios partidos nacionalistas y de extrema derecha europeos.
Las pruebas que sustentarían este programa son contradictorias, pero algunos líderes de esas formaciones han basado en ella su discurso contrario a la inmigración y a las políticas de la Unión Europea.
Esta supuesta teoría y el nombre de Kalergi habrían quedado encerrados en el cajón de las conspiraciones que surgen a diario por internet y las redes sociales de no ser por Matteo Salvini, el líder del partido xenófobo de la Liga Norte y actual ministro del Interior de Italia.
En varios de sus mítines de los últimos años, Salvini alertó contra el «intento de genocidio contra las poblaciones que han estado viviendo en Italia durante los últimos siglos, que alguien querría suplantar por decenas de miles de personas procedentes de otras partes del mundo».
En repetidas ocasiones el político italiano acusó a la UE de ser la instigadora de una «limpieza étnica» y en julio pasado volvió a atacar a uno de sus blancos favoritos, el magnate George Soros, por querer, según él, «llenar Europa e Italia de inmigrantes porque le gustan los esclavos».
En los últimos tiempos, Kalergi, Soros y sus supuestos planes empezaron a asomarse también en las páginas online de diarios muy cercanos a los partidos de extrema derecha de Francia, Italia, España o el Reino Unido, sobre todo en momentos que coinciden con elecciones.
Pero ¿qué tienen que ver la inmigración, Soros y un excéntrico filósofo del principio del siglo XX?
Quién es Kalergi
Según quienes creen en esta teoría, el ideólogo es el filósofo y político austríaco Richard Nikolaus Graf von Coudenhove-Kalergi.
Hijo de un diplomático austro-húngaro y de la hija de un magnate japonés (descendiente de una familia de samuráis), Kalergi nació en Tokio en 1894 y se crio en el ambiente cosmopolita y culturalmente sofisticado de la Viena de principios del siglo XX.
En 1923 publicó el manifiesto «Paneuropa», en el que preconizaba el proyecto de una confederación de países europeos, y fundó la Unión Internacional Paneuropea, un movimiento político que quería lograr la constitución de una entidad política que trascendiera los estados nacionales: los Estados Unidos de Europa.
Pero, en una época en la que predominaban las ideologías nacionalistas, por un lado, y las comunistas, por el otro, las ideas liberales de cooperación e integración de Kalergi quedaron inicialmente circunscritas al pequeño ámbito intelectual europeo.
Luego fueron perseguidas por el régimen nazista.
Y finalmente quedaron sepultadas bajo los escombros de la Segunda Guerra Mundial.
Después de la guerra, Kalergi se involucró en la creación de varias instituciones que acabarían constituyendo la arquitectura de la actual Unión Europea y en 1950 su labor le valió la primera edición del prestigioso Premio Carlomagno.
El objetivo final de Kalergi, según Honsik, sería el «genocidio» programado de los pueblos europeos a través de la inmigración masiva.
El hecho de que Kalergi fuera masón y que recibiera fondos de la familia Rothschild, una rica familia judía, evidencia a los ojos de los teóricos de la conspiración que el plan es real.
«Lo del ‘plan de Kalergi’ es un ejemplo más. Hay otros que en pasado funcionaron muy bien, como ‘Los protocolos de los sabios de Sion‘, que tuvo consecuencias terribles», sigue Moretti, que hace referencia al panfleto antisemita usado por la propaganda nazi para justificar la persecución de los judíos.
A nivel político, su sueño era construir una Europa confederada en Estados y luego «integrarla en una organización mundial políticamente unificada».
«Además, plantear que los judíos o los masones estarían cruzando las razas para crear un ser inferior que se pueda manipular, para que la elite ‘pura’ pueda gobernar el mundo es científicamente absurdo
Tanto en Europa como en Estados Unidos, «hay una lucha entre dos concepciones del mundo y de la sociedad completamente opuestas: una abierta y universalista, la otra cerrada y nacionalista«.
La primera, representada por líderes políticos como Salvini, Le Pen o Trump, «es consciente de sí misma, muy agresiva y con una visión de conquista».
«Su idea de fondo es que Europa tiene que ser cristiana y blanca», «De ganar la batalla esta visión, estaría en peligro el mismo proyecto político de la Unión Europea».
Como siempre ha pasado en la historia europea de los últimos 200 años, no hay duda de que el destino de Europa se decide en Alemania.