Explicó que también es necesario realizar un análisis de los aspectos del ahorro energético y de cómo se genera ésta para hacerla llegar a los hogares, “porque si son energías de carbón u otro tipo de combustibles, saldrá perdiendo la ecología”.
Mencionó que el único modelo bajo el cual no habría una afectación directa al medio ambiente es que la energía sea verde y sin contaminantes, “con esto además se dará cumplimiento a varios acuerdos internacionales”.
Sin embargo, descartó que existan estas posibilidades, dado que “se trata de una determinación política y no de buscar un verdadero beneficio de fondo”.
Recordó que el horario de verano inició en 1996, bajo el argumento del ahorro energético, aprovechar más la luz de día y la convivencia familiar, puntos que desde su óptica fueron cumplidos.
Sin embargo, insistió que ahora el mayor impacto está en el sector empresarial y en los viajes internacionales por la falta de este horario que empata con los de otras naciones donde sí aplica el cambio.
Insistió en la necesidad de revalorar los beneficios del horario de verano que cambiará por última vez el 30 de octubre, de aprobarse su cancelación en el Congreso de la Unión.