Cada inicio de año, la órbita elíptica de la Tierra alcanza su punto de máximo acercamiento con el Sol, llamado perihelio. Cuando la Tierra se encuentra en el perihelio, su velocidad orbital acelera al máximo; mientras que en afelio ocurre exactamente lo opuesto y nuestro planeta se desplaza a una velocidad mínima.
Este martes 4 de enero a las 00:52 (GMT -6), nuestro planeta alcanzará una distancia mínima de 147 millones de kilómetros respecto al Sol, suficiente para que en vez de desplazarse a la velocidad media de 107,280 kilómetros por hora, acelere hasta alcanzar la máxima de 110,700 kilómetros por hora. Y aunque este aumento de la velocidad terrestre es imperceptible para los seres vivos que habitamos en ella, durante el perihelio, la luz solar reflejada sobre la Tierra es un 7 % más intensa que en el afelio. Este fenómeno también provoca que las estaciones actuales (el invierno boreal y el verano austral) tengan una duración 4.7 días menor que las estaciones que ocurren en julio, durante el afelio.
Sin embargo, los efectos del perihelio sobre la vida en la Tierra son mínimos y en su lugar, las principales variables meteorológicas se deben a las estaciones del año, provocadas por la inclinación de 23.5º en el eje de rotación terrestre.
De ahí que la distancia máxima y mínima entre la Tierra y el Sol no sea relevante para la temperatura terrestre, un fenómeno más evidente para los países del hemisferio norte, donde el invierno provoca las temperaturas más bajas del año a pesar de que la distancia respecto al Sol es mínima, mientras que el verano trae consigo olas de calor que coinciden con el afelio.
En 1609, Johannes Kepler fue la primera persona en sugerir que en lugar de círculos perfectos, las órbitas de los planetas alrededor del Sol son elipses que tienen a nuestra estrella más cercana en uno de sus focos. A partir de cálculos y observaciones sistemáticas, Kepler esbozó tres leyes fundamentales que aún resultan útiles para explicar el movimiento de los planetas y su velocidad alrededor de su órbita.
A partir de la noción de las órbitas elípticas, fue posible identificar el punto más cercano (perihelio) y el más lejano del Sol (afelio). Kepler también propuso que las áreas barridas por los planetas en su órbita se recorren en intervalos de tiempo iguales, de modo que su velocidad orbital aumenta conforme se encuentran más cerca de su estrella. Y aunque este efecto es mínimo en la Tierra debido a su baja excentricidad, el fenómeno es aún más dramático para objetos como Plutón, cuya órbita alargada provoca que durante un breve lapso de su traslación de 247 años alrededor del Sol, se encuentre más cerca del Sol que Neptuno.