Es el tumor más común del sistema endocrino y afecta en su mayoría a las mujeres. Cómo la detección temprana y el tratamiento adecuado aumentan las chances de curación
El cáncer de tiroides es el tumor más común del sistema endocrino. En el mundo, su incidencia está en aumento debido a la inclusión de ecografías cervicales por parte de los controles de salud de rutina.
Sin embargo, a pesar de ese aumento, en las últimas décadas la mortalidad descendió en más del 50%. En la Argentina, según la última estadística realizada por la Agencia Internacional de Investigación sobre Cáncer (IARC) en 2018, se registraron casi 3.500 nuevos casos de cáncer de tiroides, de los cuales el 86% se diagnosticaron en mujeres.
Se calcula que esta enfermedad afecta tres veces más a las mujeres que a los hombres, y en mayor medida a aquellas de entre 40 y 60 años. Esta predisposición en el sexo femenino estaría relacionada con variaciones hormonales y alteraciones en la autoinmunidad.
Si bien su origen puede ser hereditario o por la exposición a la radiación, aún se desconoce la causa que lo desencadena. En los últimos años, y en parte a que los controles son cada vez más precisos y permiten una detección temprana, se registró un aumento de la enfermedad que, diagnosticada a tiempo, puede curarse totalmente en la mayoría de los casos.
Como en la mayoría de las enfermedades, el diagnóstico temprano resulta de gran ayuda para el abordaje adecuado y aumenta las chances de curación. “Los signos y síntomas que se deben tener en cuenta son la presencia de un bulto o nódulo palpable en la cara anterior del cuello (base de la garganta), dolor en la parte frontal del cuello, que algunas veces alcanza a los oídos, ronquera u otros cambios en la voz que persisten y trastornos en la deglución”. El médico, investigador y director del Instituto de Inmunooncología que lleva su nombre Ernesto Crescenti (MN 50.776) explicó que “el diagnóstico se hace en base a una punción con aguja fina de un nódulo tiroideo o después que el nódulo es removido durante la cirugía. Una vez obtenido el diagnóstico, se determinará el tipo de tratamiento según el paciente”.
Aunque los nódulos tiroideos son muy comunes, “menos de 1 en cada 10 contienen un cáncer de tiroides”, precisó el especialista, quien destacó que “una detección temprana aumenta las probabilidades de que la curación sea total y que la perspectiva del tratamiento sea altamente positiva”.
Y tras recomendar acudir al médico ante los primeros síntomas, Crescenti aconsejó “en caso de tener antecedentes familiares, realizarse chequeos periódicos y tomar medidas de prevención como practicar auto-chequeos para identificar posibles cambios en la forma y el tamaño de la tiroides”.
El médico Juan Manuel Fernández Vila (MN 95166) es jefe del sector de cirugía de cabeza y cuello del Hospital Alemán y señaló que “este tipo de cáncer debe abordarse de manera multidisciplinaria con la participación de los servicios de endocrinología, cirugía de cabeza y cuello, diagnóstico por imágenes, medicina nuclear y anatomía patológica”.
Y sumó algunos datos que deben tenerse en cuenta sobre esta enfermedad:
– El único factor de riesgo científicamente comprobado es la exposición a radiación.
– El cáncer de tiroides es el quinto en prevalencia en la mujer, después de los cánceres de piel, mama, cuello uterino y colon.
– Es muy importante el diagnóstico precoz por parte del endocrinólogo/a durante los controles periódicos de salud.
– El principal tratamiento es la Tiroidectomía Total (extirpación de toda la glándula) y en casos seleccionados, la Hemitiroidectomia (mitad de la glándula).
– El cáncer de tiroides tratado de manera adecuada tiene una sobrevida del 97% a los cinco años.
Pandemia, estrés y síndrome de T3 bajo
“Durante la pandemia por COVID-19 el estrés creció enormemente en toda la población, y esto puede afectar a la glándula tiroides debido a que la hormona del estrés es el cortisol por excelencia y se sabe que el cortisol puede disminuir la conversión de la hormona T4 y T3 que es la que realmente actúa”. La médica endocrinóloga María Alejandra Rodríguez Zía (MN 70.787) precisó que “cuando hay situaciones de alarma ocurre una disminución de las hormonas que estimulan a la glándula tiroidea”. Y eso es lo que los especialistas llaman síndrome de T3 bajo.
En el Día Mundial del Cáncer de Tiroides sabemos que la forma más eficaz de tratar este tumor es la tiroidectomía total, pero lo que según Rodríguez Zía “la medicina convencional olvida en el 100% de los casos es que cuando se extrae la glándula tiroidea la persona se queda sin dos hormonas fundamentales que reproducía: una es la hormona tiroidea y otra es la calcitonina”.
“Usualmente se suplementa al paciente con la famosa hormona tiroidea llamada levotiroxina o T4, que luego se transformará en nuestro cuerpo en la T3 -explicó la endocrinóloga-. Pero lo que nunca está indicado es reemplazar la segunda hormona que produce la glándula, la calcitonina, cuya carencia produce aumento en la gravedad y la progresión de la osteoporosis, ya que la calcitonina tiene como misión respaldar a la vitamina D y ayudar a que el calcio se fije en el hueso”.
Fuente: Infobae